El principio de insignificancia y de los insignificantes

Resumen

El principio de insignificancia es una realidad que se extrae de la interpretación teleológica de las normas y principios que rigen la aplicación del Derecho Penal, aunque su incidencia es rutinariamente negada en la práctica forense, resaltando cuestiones como el racismo estructural que permea la justicia. sistema y la falta de voluntad (o coraje) de los encargados de hacer cumplir la ley para romper las normas. Es evidente el apego a fórmulas arcaicas e incuestionables, olvidando que la conducta, para ser considerada delito, necesita ser no sólo formal, sino también materialmente típica. Encuadrar la conducta en el tipo delictivo que protege la propiedad no es el único requisito para que sea ilícita. Hoy en día, cuando el punitivismo parece ser la panacea para todos los males, ser garante suena casi ofensivo. Y en la lucha legislativa y social por más castigo, los pobres y los negros son el objetivo del sistema de justicia, que es despiadado con los ciudadanos considerados indeseables, ya sea por reminiscencias de la esclavitud o porque no se los considera útiles para el mercado, ya que no son consumidores, siendo identificados como marginados. El principio de lesividad debe funcionar como un límite a la discrecionalidad punitiva, tanto para el legislador, al elegir la conducta a incriminar, como para el acusador y el juez, en el caso concreto. Es urgente impulsar un cambio en este paradigma, dejando al Derecho Penal las conductas que efectivamente lesionan los bienes protegidos, aliviando la presión sobre el sistema de justicia y los centros penitenciarios, liberando a personas acusadas de delitos menores y generando, además de ahorros para el Estado, a costa de mantenerlas, la desestigmatización